jueves, 9 de agosto de 2007

Simplemente magia…(el aprendiz ambulante)

Cuando dos enamorados se encuentras entre maraña de besos de un atardecer, vuelven a la edad de la inocencia, donde los dragones, hadas y magos se entremezclan para formar un mundo de espíritus.
Cantando hasta el alba, los besos del atardecer, bailan al son de los corazones salvajes de las pasiones, para fundirse en un único elemento, el amor. Ya solo el calor es testigo, de la edad de la inocencia convertida en los más bellos juegos de amor, para entrelazarse en un océano azul, de cariños, ternuras y belleza, en donde las fronteras de cada uno desaparecen para fundirse con la luna y poder iluminar las aguas nocturnas de las pasiones de sus almas.
Dos enamorados en la noche, compartiendo sus vidas entre caricias, fundiéndose en la esencia del otro y poder llegar a la edad de la fantasía, para disfrutar como niños de la magia de sus corazones.
Como Borrachos de las mil y una noche, viajan a los lugares mas recónditos de los mares de Diana, para poder decir en voz bajita, Te quiero, mientras ven en la tierra sus cuerpos fundirse en el baile de las sombras. Solo el tenue movimiento de las cortinas les devuelve a la realidad. Realidad que están a punto de sobrepasar en un mar de besos, para poder llegar a los lugares más bellos del universo.
Abrazados con sus brazos enredados, se miran acariciándose el alma sintiendo como el tiempo poco a poco se va parando en un cariño infinito. Sus corazones laten al unísono y ya no se sabe quien es quien.
Los besos del atardecer se convirtieron en el mas bello juego de los enamorados, el de descubrir el sabor del espíritu de la pareja donde la edad de la inocencia nunca se ira.

Las experiencias que tuve en mi primera actividad en una ONG (el aprendiz ambulante)

Un viaje místico hacia mi esencia.

Hablar desde el corazón, para definir un viaje místico hacia mi esencia y explicar las verdades que redescubrí. Por donde empezar, quizás por el principio.
Hace una semanas me apunte por primera vez a una ONG, con la esperanza de conocer nuevas gentes, nuevos sentimientos y como en muchos lugares he leído, llegar a conseguir estar un poco mas cerca de mi esencia. Buda dijo “ayúdate a ti mismo y ayudaras a los demás, ayuda a los demás y te ayudaras a ti mismo”, y con esa premisa emprendí un viaje que se convertiría en una entropía.
Todo comenzó el jueves 28 cuando tuve la reunión de presentación de los voluntarios y la explicación de la situación de cada niño. Me acuerdo que durante la exposición de los trastornos de cada uno, sentí un nudo en el estomago y enseguida pensé “madre mía, donde me he metido. Pero si están malísimos.¿Yo voy a saber cuidar a estas personas? Puffffff pero si nunca he cuidado de nadie y menos de niños pequeños. Mi relación con ellos siempre ha sido, niño deja de joder con la pelota, como la canción de Serrat”. Con esa sensación de que me había metido en un sitio en el que la iba a “cagar” seguro, me fui a casa y me acosté. Todo esto me duro hasta que comencé el lunes 2 de julio del 2007.
Cuando empecé, las cosas cambiaron totalmente y no solo supe cuidar a cada chaval, si no, que les hacia reír, y que disfrutaran del día. Una de las relaciones mas bonitas que tuve fue con Raúl, un niño que padecida del corazón. Me lo pasaba genial con el, jugábamos y me cogió bastante cariño. Gracias a el aprendí a dar abrazos y a mostrar mi ternura. Destacaría como experiencias enriquecedoras los juegos que mantuve con Nacho un niño que iba en silla de ruedas, con Diego un niño autista que me termino abrazando y dando besitos y con Cristian, un niño al que había que estar cuidando continuamente por que tenia problemas de estabilidad, su risa siempre estará en mi corazón. Como culmine de todas las experiencias que tuve, fue el día en el que estuve jugando con Paula, una niña con multitud de problemas. Ese día, que yo recuerde fue su mejor día, se partió de risa todo el día, y mas con los juegos que le hacia, como pedorretas o cualquier cosa que se me ocurría.
Todos estos juegos, risas y cuidados, me han aportado redescubrir algo que rara vez he sentido y que estado buscando siempre que me he acordado. Se trata de ese sentimiento de estar conectado a otra persona, a su mismo centro, comprender que la fachada (el físico) es irrelevante y que lo más bello de cada uno es lo que hay dentro. Ser participe de las risas de unos niños que miraban el presente disfrutando sin atender a los pormenores de su situación, me abrió en mi la esperanza y la luz de que la vida es simplemente juegos de cariño, ternura y felicidad. Entendí que lo único real que hay, es esa conexión de la que he hablado, donde solo se siente un profundo amor y las barreras de cada átomo del cuerpo se expanden hasta desaparecer para fundirse con todo lo que rodea al individuo. Quizás ese se el amor mas genuino, aceptar, comprender y abrirse con el alma hacia otra persona, aceptándolas completamente mientras damos todo el cariño que podamos dar.
Una vez que te sumerges en tal transformación, ya dejas de ver el mundo como siempre lo has hecho, y empiezas a tomar una perspectiva que va mucho más allá y que solo se puede sentir. Posiblemente las palabras que más se puedan asemejar sean gratitud, alegría, esperanza y la seguridad de vivir en un mundo lleno de amor. Realmente, desde mi experiencia, aseguro que únicamente hay risas, amor y felicidad en el mundo. Si toda la gente que conocí consigue ser feliz, es simplemente porque cada persona en el mundo puede llegar a tal felicidad. El amor, y la felicidad son los más preciados tesoros, pero curiosamente se esconden en nuestros corazones.
Para terminar, únicamente hacer mención a los excelentes voluntarios con los que compartí unas semanas mágicas. Personas excelentes que no dudaban en dar sin pedir nada a cambio, auténticos Ángeles.
Fin, o mejor dicho,
el principio de un nuevo comienzo.