
El pequeño Timi, un buen día, se levanto de su acogedora cama y descubrió, por asombro de él, que todo su mundo había cambiado. No se había vuelto viejo de repente, ni sus padres habían muerto, por la colisión de un meteorito, si no, que estaba literalmente, en otro mundo, del que solo había oído hablar en los cuentos de hadas. Ese nuevo mundo era extraño, y aunque había cosas que salían en su imaginación, el resto era completamente nuevo, como por ejemplo, un tipo de flores que no paraban de reír, ni siquiera cuando les pedías la hora. Según ellas, su risa empezaba, cuando se daban cuenta, de que todo era pasajero, de que un día nacieron y que otro, serían nutrientes para el suelo. Decían, que era una tontería desperdiciar un minuto en preocuparse, por que todo es pasajero.
Nuestro aventurero exploro la zona y después de días de búsqueda, encontró lo que andaba buscando, un grupo de seres que parecían inteligentes, donde creía que podría encontrar nuevas amistades. Eran gigantes, por lo menos median tres o cinco metros. Sus pies estaban metidos bajo tierra, quizás echando raíces. Su movimiento era lento y en algunos casos, casi inexistente, moviéndose tan solo con la fuerza del viento.
Alegremente Timi, fue a intentar conversar con ellos, pero por más que lo intentaba, no recibía la mera muestra de interés. Pensó que simplemente le rechazaban por ser bajito, ya que él, como humano, solo media 1,66.Se las ingenio para intentar crecer, consiguiendo solamente un 1 cm, pero lo volvió a intentar, logrando el mismo resultado. Entonces, pensó que seria por su peso, y adelgazo.
Pasaron los días, y los intentos con sus posteriores resultados frustrantes, fueron creciendo. Timi termino delgado como un palillo, vestido como un árbol y rapado al cero.
Ya desesperado, se fue al rió a llorar derrumbado por sus sucesivos desilusiones. Una vez allí, se sentó al lado de una roca y dejo pasar los días.
La roca que estaba viva, como todo elemento de los cuentos de hadas, le empezo a hablar para intentar que se fuese, ya que su tristeza hacia que ningún pez se acercase a cobijarse entre sus huecos. Con una voz tenue y fuerte dijo.
-Chico, ya te has pasado aquí mucho tiempo, hay otros lugares mejores que este para descansar.
Pero el chico no respondió y comprendió la roca que estaba demasiado ensimismado en sus preocupaciones para poder tomar contacto con la realidad. Así que empezó a preguntarle que le pasaba de mil maneras, hasta que a la decimocuarta pregunta que hizo, el chico dio un respingo y empezó a hablar
-Hace unos días, me levante en este extraño mundo hostil y por mas que he intentado entablar amistad con los seres que pueblan este mundo, solo recibo malos modos. Ni si quiera haciendo lo mismo que ellos he llegado a que me valorasen.
- Dime pequeño ser, ¿con quien te has estado intentando relacionar?
-Con lo seres de 6 metros, que están por aquí cerca del rió. Fueron los únicos que parecían apacibles y con rasgos humanos.
La piedra soltó una carcajada y dijo:
-Esos son los altos ejecutivos que ambulan por tu mundo, y que llegaron a este por una maldición. Todo cuanto ves por estos paisajes, esta vivo y cumplen con una condena, para aprender algo. Mientras no lo aprendan, sus rasgos característicos se irán acentuando, y si lo aprenden, en te

-¿Pero, no es verdad que las cosas diferentes enriquecen? Un prado es mas bello cuanto mas flores tiene
-Es verdad, pero quizás la única diferencia que hay entre alguien con el que te puedas llevar bien y con otro con el que te puedas llevar mal, sea su capacidad de respeto. La verdad es que lo que une a cada persona, es el respeto e interés mutuo. Abrirse a la realidad del otro sin juzgarla y respetar sus limites, es la base de toda amistad. Si no se hiciera esto, estaríamos ante seres malditos, como los altos ejecutivos con los que intentabas hablar.
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