Por supuesto, todos los extremos son malos. La contrapartida de la obsesión por la imagen es el descuido absoluto, tan negativo como la obsesión. Se trata de encontrar un sano equilibrio entre la moda y la persona que somos, en el punto en el que nos sintamos cómodas con nosotras mismas.
Si bien es importante sentirse parte de un grupo, ser aceptado socialmente, también es cierto que no podemos lograrlo sin aceptarnos primero a nosotros mismos. Debemos tener claro que lo que nos hace bien, puede que no coincida con el bien de otros; debemos aprender a compartir sin juzgar y sin juzgamos, asumiendo las diferencias que nos caracterizan a cada uno de nosotros como personas únicas e irremplazables. Si no existe una armonía interior entre nuestras emociones y nuestro cuerpo, no podremos sentimos en armonía con nuestro medio. Necesitamos aprender a querer nuestro cuerpo, aceptarlo y asumir que nos a compañará en el largo camino de nuestras vidas. Darle lo que necesita, ni más ni menos, es lo que nos llevará al verdadero equilibrio.
jueves, 14 de junio de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario