lunes, 4 de junio de 2007

Reflexiones sobre el condicionamiento de actitudes (Escrito por: el aprendiz ambulante)

(Cuento del camello en Redescubrir la vida de Tony de Mello)

Un mercader de camellos, un árabe que atravesaba el desierto del Sahara, acampó para pasar la noche. Los esclavos levantaron tiendas y clavaron estacas en el suelo para atar a ellas los camellos

- Hay sólo diecinueve estacas y tenemos veinte camellos; ¿cómo atamos el vigésimo camello? - le preguntó un esclavo al amo.

- Estos camellos son animales tontos. Hagan los movimientos como para atar al camello y permanecerá quieto toda la noche.

Eso hicieron, y el animal se quedó quieto allí, convencido de que estaba atado. A la mañana siguiente, al levantar campamento y prepararse para continuar el viaje, el mismo esclavo se quejó al amo de que todos los camellos lo seguían, excepto aquél, que se rehusaba a moverse.

- Se olvidaron de desatarlo - dijo el amo. Y el esclavo realizó entonces los movimientos como si lo desatara...

Un mercader de camellos, un árabe que atravesaba el desierto del Sahara, acampó para pasar la noche. Los esclavos levantaron tiendas y clavaron estacas en el suelo para atar a ellas los camellos - Hay sólo diecinueve estacas y tenemos veinte camellos; ¿cómo atamos el vigésimo camello? - le preguntó un esclavo al amo.
- Estos camellos son animales tontos. Hagan los movimientos como para atar al camello y permanecerá quieto toda la noche.

Eso hicieron, y el animal se quedó quieto allí, convencido de que estaba atado. A la mañana siguiente, al levantar campamento y prepararse para continuar el viaje, el mismo esclavo se quejó al amo de que todos los camellos lo seguían, excepto aquél, que se rehusaba a moverse.

- Se olvidaron de desatarlo - dijo el amo. Y el esclavo realizó entonces los movimientos como si lo desatara...

Mi reflexión sobre el cuento (el aprendiz ambulante):

Este pequeño cuento, refleja una de las muchas posturas patológicas que tiene el cerebro a hacer frente a los hechos. La historia es idéntica al problema de los elefantes adultos, que en su infancia fueron atados y que ahora como monstruos del reino animal son incapaces de aplastar sus cadenas. Lo que comparten ambas situaciones, es que ninguno de los dos animales, comprueban la realidad de nuevo y que dan por sentado, que lo que vivieron una vez, se va a repetir continuamente. En la raza humana pasa exactamente lo mismo. Los sucesos dramáticos de nuestra vida, condicionan nuestro actitud, (si nos dejamos influir por ello) para que sobrevivamos a ellos. En este sentido el cerebro solo tiene una labor de protección (mecanismo que en la prehistoria era indispensable) haciéndonos escoger de todas las posibilidades, que optamos en el momento culmine de la experiencia, la que mas nos proteja. Que depende exclusivamente, de los momentos dramáticos (momentos que sucederán durante toda nuestra vida) y de la educación que hallamos recibido. La cuestión, es que estos sucesos, moldearan la mente a actuar de una misma forma ante sucesos parecidos. Este modo de proceder se podría explicar a través de un experimento que ley hace tiempo. El experimento ponía a dos ratones delante de su comida y antes de que se la zamparan, se le inyectaba a uno, una sustancia que hacia que sus defensas bajaran y a otro, la sustancia contraria. Cuando volvían a comer el mismo alimento pero sin, pinchazos, ocurría exactamente lo mismo. El cerebro de estas criaturas había asociado el alimento a una subida o bajada de las defensas.
Si esta simple conexión de experiencias puede originar tal reacción química, sin haber agentes externos, pensad en lo que nos podrá producir nuestras experiencias a nosotros mismos. Moldeamos nuestro cuerpo y nuestra manera de soportarnos, con pautas que se nos quedaron grabadas en los momentos claves,
La pregunta sería, ¿Cómo desengancharse a los malos hábitos, y escoger otras formas de actuar?
Lo primero que debemos atender, es en no proyectar nuestro pasado hacia las futuras experiencias, ni al momento presente. Cada situación es completamente diferente, y si encontramos alguna similitud, serán solo cortinas de humo que creemos nosotros. En este sentido puede ayudar, asemejar la vida con el curso del río. El agua que corre en el río junto con su movimiento, es completamente diferente a cada segundo. Si bien podríamos llamar al río, RIO, no podríamos nombrar su esencia, porque esa esencia es un conjunto de minerales, hojas, movimientos, ect, que siempre es diferente. La vida es igual, intenta descubrir la esencia de cada situación
El segundo punto que señalaría, seria evitar la generalización. La generalización en todos sus terminaos, es una proyección del pasado y un empaquetamiento de la realidad, a términos muy amplios y erróneos, que terminan empobreciéndola. Es habitual, frases como, Todos los hombres o mujeres son iguales, o Siempre que hablo en publico me atraganto. A estas generalizaciones le seguirían las siguientes preguntas ¿No has conocido a un hombre/mujer que haya sido diferente? ¿No has tenido ninguna experiencia en la que no te hayas atragantado? La mayoría de las veces, la gente sacara, por lo menos una experiencia, en la que no se cumpla la constante, que ellos mismos se marcaron.
En conclusión, es mucho mejor ceñirse a las experiencias y concretar. Pepito/a fue malo con migo, pero fue Pepito/a y no todos los hombres/mujeres del planeta.

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